Alfarería

Joaquín nació en Priego (Cuenca) en una familia dedicada a la alfarería, iniciando una cuarta generación dedicada al trabajo artesanal de la cerámica. Durante su infancia, ninguna mano sobraba en los talleres de torno y horno, aunque fuera como en el caso de Joaquín, para ocuparse de pequeños trabajos adaptados a su edad, en los que colaboraba con curiosidad generando un creciente interés por esas creaciones individuales de lo que era la alfarería tradicional de la zona y en particular de Priego.

Tuvo que atender a su formación escolar al tiempo que a sus obligaciones familiares, continuando con sus aportaciones en la alfarería, así como en las etapas de su desarrollo juvenil a la adolescencia y hasta su incorporación al servicio militar.

El planteamiento y decisión de dedicarse a la alfarería, llegaría al término de sus obligaciones militares y al plantearse cuales debían de ser a partir de aquel momento sus nuevos compromisos. En el necesario campo laboral no tuvo muchas dudas en la elección: La alfarería.

Alfarero

Joaquín dio comienzo a sus investigaciones creativas y, muy pronto empezaron a salir de sus manos piezas con coincidencias comunes que señalaban un estilo propio emergente en su producción personal. Vasijas finamente torneadas con cuello estilizado y silueta divergente en la base junto al recipiente, y convergente al extremo superior minimizando la boca, creando cerámica muy detallada.

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Otros estilos incorporados a sus piezas es el de tramos calados en artística inserción en el resto de la jarra le ofrecen un fino acabado.

En cuanto a la decoración cromática, el tono característico de la cerámica de Priego es el más frecuente en la producción de este Maestro Artesano; haciendo ocasionalmente alguna excepción para experimentar con otros esmaltes:  reflejos metálicos,  ceras, etc; y consiguiendo atractivos aspectos llegando a confundir en ocasiones con maderas finas, lo que continua siendo la arcilla básica de este arte popular. También en cuanto a los elementos decorativos, símbolos, figuras, botelleros, platos, etc., Joaquín continúa decantándose por los tradicionales de Priego; los que corresponden a la cerámica ibérica, esto es: líneas, espirales y espigas, básicamente. Es decir, modificar el soporte con otro, de su nueva creación, y mantener el contenido gráfico de los símbolos típicos de la zona. Una evolución muy bien acogida desde los distintos parámetros de los cánones de la artesanía. La cerámica de Priego en su más evolucionada expresión.

Manifiesta su preocupación el maestro alfarero de Priego, como otros compañeros de la alfarería, por la cerámica popular, que va disminuyendo su presencia por doquier; si en los años sesenta el pueblo contaba con unos treinta alfares, a esta primera década del siglo veintiuno, apenas han llegado cuatro.

 

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