Cerradura Invisible

El nombre de cerradura Invisible deriva de ser una cerradura cuyo dispositivo se encuentra en la parte interior en lugar de en el frontal. Consiste en un mecanismo que va insertado a la puerta y que se acciona mediante un mando a distancia. Funcionan con un sistema de pistones y contrapistones.

Estos se juntan y separan según las órdenes recibidas del dispositivo matrix. Es por lo tanto un tipo de cerradura muy cómoda. Nos permite “echar la llave” pulsando sólo una tecla, tanto si estamos dentro de casa como si queremos salir fuera. El sistema se acciona de manera rápida y cuenta de hecho con alertas para verificar que su funcionamiento es correcto.Ver las imágenes de origen

Sin embargo, tiene varios inconvenientes. En primer lugar, es un sistema “postizo”, es decir, no está integrado internamente a la puerta. El sistema de cerradura invisible está más bien adherido a ella, normalmente con un pegamento extrafuerte o taladros. Lo idóneo es que en un sistema de cerradura (sea cual sea el tipo) todo el sistema esté incrustado en la puerta.

De esta manera hacemos que toda la puerta sea la que sostiene la seguridad junto con la cerradura que tenga integrada y no sólo dependa de la sujeción de la cerradura. En efecto, uno de los principales inconvenientes es precisamente que el sistema de cerraduras invisible queda fuera de la puerta, no está integrada a ella: si se desprende (cosa que puede ocurrir intencionadamente o no) nuestra puerta quedará vulnerable.

¿Cuándo instalar cerraduras invisibles?

Otro de los inconvenientes es que, si bien las cerraduras invisibles son prácticas y están bien equipadas para un uso en nuestro domicilio habitual, no son muy indicadas para segundas viviendas. Esto se debe a la propia naturaleza del dispositivo, que, aunque lo hace más cómodo en su uso, hace que igualmente posea algunos hándicaps difíciles de superar. Nos referimos concretamente a la capacidad de autonomía de su batería interna.

Las cerraduras invisibles cuentan con el dispositivo de la cerradura y el mando. El primero (como todo sistema de alarma) tiene integrada una batería que le permite de hecho funcionar correctamente. Esta debe ser autónoma precisamente para evitar que deje de funcionar cuando hay algún corte de luz. Sin embargo, eso hace que se gaste. Como hemos dicho, las cerraduras invisibles presentan este problema que, para el caso de viviendas habituales no presenta muchos inconvenientes: bastará con cambiar la batería cuando su piloto se encienda.

Ahora bien, para el caso de segundas viviendas, puede suceder que por no haberlas visitado durante una larga temporada nuestro sistema de cerradura invisible haya quedado descargado y no responda cuando volvamos. Eso hará que tengamos que llamar a un cerrajero que, como consecuencia de que se tratan de cerraduras internas, deba perforar la puerta para tener acceso al dispositivo.

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